Dante Spinetta cierra su gira española esta noche en Barcelona

Tras una serie de conciertos en Madrid, Valencia, Málaga y Mallorca, pone fin esta noche a su gira española con un último show en Sala Apolo

Hijo del legendario Luis Alberto Spinetta y mitad del histórico dúo Illya Kuryaki & The Valderramas, Dante Spinetta lleva más de tres décadas cruzando géneros, generaciones y geografías. Desde el rap noventero hasta el funk latino contemporáneo, su carrera ha sido una constante reinvención que lo ha situado como una de las figuras más influyentes de la música argentina.
Tras una serie de conciertos en Madrid, Valencia, Málaga y Mallorca, el artista pone fin esta noche a su gira española con un último show en Sala Apolo (Barcelona). Con un Latin Grammy, cuatro Premios Gardel y un nuevo single —‘Pensando en ella’— que combina tango, R&B y hip hop, Dante abre una etapa que suena tan emocional como desafiante.
Charlamos con él sobre aprendizaje, raíces y el arte de mantenerse siempre alumno del sonido.

Tu trayectoria comienza muy joven con Illya Kuryaki & The Valderramas: ¿qué recuerdas de ese arranque y cómo crees que te formó o influyó como artista?
Creo que haber comenzado de tan chico me dio una libertad y el tiempo para ir aprendiendo en el camino. Cuando arranqué tenía 14 años, y con Emmanuel hicimos el primer álbum de rap en Argentina, que se llamaba Fabrico cuero. El camino de la música es algo hermoso, y creo que hay que mantenerse siempre como un alumno del sonido. Esa es mi actitud desde el día uno: seguir considerándome un alumno del sonido.

Tu álbum ‘Mesa Dulce’ obtuvo importantes reconocimientos. ¿Qué significó para ti ese momento de validación crítica y del público?
‘Mesa Dulce’ es un disco que realmente marcó mi carrera. Cuando estaba haciendo el álbum me di cuenta de que estaba llegando a un lugar que siempre busqué a nivel producción, y también con una seguridad del camino muy fuerte. Es un disco basado en el funk latino. Y encima, recibir un Grammy, dos nominaciones y cuatro Premios Carlos Gardel en Argentina fue increíble: cómo lo recibió el público y todo lo que fue pasando. Si bien los premios en la industria no son lo más importante para mí, es muy lindo el reconocimiento de los colegas. Ganar un Grammy es algo que también te cambia la carrera.

¿Cómo nace una canción en tu mundo creativo? Desde la primera idea hasta el sonido final, ¿qué etapas vives en ese proceso?
Las canciones nacen de maneras muy distintas. Generalmente hago la música primero, pero la música ya trae consigo un montón de palabras adheridas.
A veces se basan en vivencias propias, o no; en situaciones que veo, imagino o que vive el mundo. Y algunas veces, uno como músico puede ser la voz de mucha gente que no puede expresarse o a la que nadie escucha. Uno tiene la posibilidad de contar esas historias.

Por ejemplo, el nuevo álbum que estoy haciendo es un disco cuyo concepto fue apareciendo de a poco, y fue revelador. Una de las cosas que tenés que aprender siendo productor de tu propia música es a tomar distancia incluso de vos mismo, para poder mirar desde afuera e interpretarlo. Es un proceso artístico muy lindo.

¿Qué mensaje o emoción te gustaría que le quede al público después de escuchar tu nuevo single?
Mi nuevo single, ‘Pensando en ella’, es una canción que me gustó mucho. Es una canción de desamor, como un tango. La vibra es de tango, pero está atravesada por el R&B y el hip hop. Hay un punto de conexión entre el tango y el R&B: ese desgarro emocional, ese corazón desangrándose. La letra tiene mucha intensidad y me gustó jugar con eso.

La idea fue mezclar esa textura de cuerdas, como una orquesta típica del tango. La grabamos en un estudio legendario en Argentina, ION, con una orquesta grande para lograr esa textura más retro. Mientras producía, me di cuenta de que había un lugar común entre esta canción y otras del disco: ese diálogo entre distintas eras y un nuevo sonido de Buenos Aires, con un bagaje cultural y emocional que representa mi tierra.

¿Qué canción te llevó más lejos de tu zona de confort, en términos profesionales o personales?
Cuando hago un disco, generalmente arranco fuera de mi zona de confort, y después voy aprendiendo de la flora y la fauna de ese paisaje que uno empieza a inventar a través de la música. Eso te transporta a distintos planetas, como si fuera una expedición. Por eso estuve más de un año en el estudio.

En este disco, canciones como ‘Pensando en ella’ mezclan distintas texturas y me exigieron mantener la intensidad que quería, con complejidad armónica y lírica, para representar esa sensación de un Buenos Aires más futurista.

¿Qué significa para ti traer de nuevo tu música a este lado del Atlántico? ¿Qué te motiva más de tu gira por España?
Para mí, tocar en España es increíble. Lo único que me duele es no haber venido antes, porque realmente siento que acá hay una historia personal que se está empezando a armar. No sé cómo explicarlo, pero siento que hay cosas por vivir en esta región. Vinimos el año pasado por primera vez como solista, y ahora, por segundo año consecutivo, volver y tocar en Madrid fue increíble, ¡mejor que el año pasado! Hay algo mágico en estas tierras; se me conecta un sentimiento familiar.

Mi abuelo era moro, tenía un tablao de flamenco en el Chaco, una región argentina muy mística, y hay una conexión con eso. En Argentina también la música está mezclada con otras culturas, y esa conexión con España es muy fuerte. En Madrid realmente me siento como en casa. Ojalá mi música se haga más conocida aquí y podamos entablar una relación más formal.

¿Cuál fue la canción más difícil que compusiste, y por qué?
La canción más difícil de escribir fue la que le hice a mi mamá cuando falleció. Durante la creación de ‘Mesa Dulce’, mi madre se enfermó gravemente. Cuando falleció, yo ya había hecho la música —incluso se la había mostrado—, pero me faltaba escribir la letra. Y escribir esa letra fue lo más difícil que tuve que hacer: despedir a mamá con amor y mirando hacia adelante fue un trabajo demoledor a nivel alma.

La canción se llama ‘Primer amor’, porque nuestras madres son nuestro primer amor.

Si pudieras colaborar con cualquier artista, ¿a quién elegirías y por qué?
Si tuviera que pensar en una colaboración soñada con un artista vivo, sería con Stevie Wonder. Es lo más cerca de Dios. Tuve la oportunidad de subir al escenario con él para rapear, lo cual fue un sueño, pero me encantaría llevarlo al estudio, grabar una canción juntos, que toque, que cante, que sople la armónica. Sería el sueño más épico.

Una palabra que defina tu relación con el funk.
Amor.

En ‘Pensando en ella’ se cruzan el tango con la frescura del funk y el R&B. ¿Cómo conseguiste que dialoguen con tanta armonía?
Justamente, el desafío era encontrar el balance entre lo urbano, la intensidad del R&B y el tango. Mezclar ese sonido clásico de Buenos Aires, con su melancolía de antaño, con algo más contemporáneo. Esos desafíos me encantan. Me gusta viajar en el tiempo con la música, ir del pasado al futuro, disfrutar de las texturas y jugar con eso.

¿Hay algún ritual o costumbre que tengas antes de salir al escenario, especialmente en lugares nuevos?
No tengo muchos. No soy muy cabalero y no tengo ningún ritual, en realidad. Me gusta escuchar buena música antes de subir para inspirarme, y luego prender fuego el escenario.

Si pudieras hablar con el Dante de 1996, en sus primeros pasos, ¿qué consejo le darías desde la experiencia que tienes hoy?
Le diría que disfrute, que siga atento, que le dé para adelante. Que va a estar todo bien. Ha sido un camino muy lindo. Creo que lo que más duele en la vida es despedirse de familiares, amigos, amores... pero ese es el aprendizaje que la vida te pone delante. Es parte del crecimiento.

¿Cómo imaginas tu música dentro de diez años?
Más funky. Aún arriba de los escenarios, con un buen traje púrpura, tocando la guitarra con la banda y dándole para adelante como siempre.

Si tuvieras que definir tu música para alguien que nunca la escuchó, ¿cómo la describirías?
Mi música es mestiza. Música latinoamericana. Muy holográfica.

De todas tus canciones, ¿cuál sientes que te representa mejor en este momento de tu vida, y por qué?
No sé si hay una canción que me defina enteramente. Creo que cada una representa una parte de mí. Pero hay una nueva en este álbum que se llama ‘Maldito frenesí’, que habla de cómo, por momentos, parece que hay una mano manipulando nuestras mentes con la información y los algoritmos. Hay que prestar atención a lo que consumimos, porque la información también puede dañarnos. Estoy en una búsqueda de purificar mi red de información diaria. A veces lo mejor es desconectarse, mirar al cielo y volver a poner los pies en la tierra. Lo más importante hoy es no perder la humanidad ni el amor por las cosas.

Y finalmente, después de tantos años de búsqueda y evolución, ¿qué te sigue moviendo a crear cada día? ¿Sientes que esta gira y el nuevo single abren una nueva etapa?
Siento que sí. Quedan muchas cosas por descubrir, y por suerte, la pasión por hacer música sigue intacta. Es mi manera de expresarme y de exorcizar el dolor. Estoy muy agradecido de tener esto en mi vida. Hay que valorar este privilegio: vivo de lo que amo, y eso ya es mucho. El tiempo vale, y vale mucho.

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